domingo, 27 de mayo de 2012

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En estos tiempos de accesibilidad infinita al consumo de libros, revistas, series, y demás, se hace necesaria más que nunca una enorme rigurosidad a la hora de decidir a qué le vamos a dedicar nuestro precioso tiempo finito. Eso, o ser sepultado por el torrente de posibilidades, de hiperinformación.