miércoles, 28 de enero de 2009

The Awful Lie

“Todo es mentira
todo es mentira
todo es mentira
todo es mentira,
(¡Entonces no es mentira que todo sea mentira!
¡Entonces algo es de verdad!)
Nada es verdad
Nada es verdad
Nada es verdad
Nada es verdad
(¡Entonces no es verdad que nada sea verdad!
¡Entonces no todo es mentira!)”

La Tabaré – 2x3 llueve



“La ignorancia frecuentemente proporciona más confianza que el conocimiento”
Charles Darwin


El otro día mientras estaba haciendo nada, jugando al tetris con mis pensamientos, mirando el vacío, pensando en problemillas cotidianos y demás, caí en el recurrente pensamiento de la relación que existe entre la sabiduría y la felicidad. Relación de proporcionalidad inversa, claro. La ignorancia es injustamente subestimada por los que buscan ser felices. ¿Usted quiere ser feliz, amigo? ¡No sepa nada entonces! Es decir, en el sentido vulgar de la palabra sí, sepa, haga una carrera, estudie, sepa en el sentido mundano de la expresión, pero quédese en la chiquita, sepa ese tipo de cosas (o crea que sabe)... Ah, epa! Hasta ahí no más, de esto último quédese con la duda, no escuche a ese paréntesis odioso, porque para saber si sabe o cree que sabe su mente tiene que levantarse del cómodo sillón en el que se encuentra. ¿Qué necesidad de distinguir el saber del repetir lo que oye como si usted lo hubiese comprobado empíricamente si tampoco sabe si aún comprobándolo empíricamente este hecho es cierto y no se debe, por ejemplo, a una mal interpretación subjetiva? Cotidianamente nos encontramos comentando hechos, opinando duramente a veces, defendiendo posiciones con uñas y dientes, cuando en realidad, a la hora de defender distintas opiniones de un mismo hecho, nos damos cuenta que raramente sabemos con propiedad de lo que estamos hablando. Es decir, uno, en el mejor de los casos, se vuelca por una versión de los hechos por su lógica, sin darse cuenta de que muchas veces comete el error de aferrarse a ella con tanto afán que se hace imposible conocer a fondo la versión opuesta como para juzgar su lógica con objetividad. (Objetividad, objetividad, objetividad, objetividadodadivitejbo). La tergiversación de los hechos es algo asqueroso e inevitable, el intento de eludir la mentira es un rotundo fracaso. La sombra de la mentira estará presente siempre que no logremos distinguir cuando sabemos realmente, si es que esto último existe, de cuando estamos cayendo en la falacia de dar por correcta una información de un tercero solo por el hecho de considerarlo confiable.
Si uno intentara salvaguardarse moralmente de toda posible mentira, terminaría cayendo en un trastorno paranoico cíclico. Y en consecuencia eterno. Por ejemplo, quien les habla, nunca ha salido de territorio uruguayo (si, claro que crucé esa calle de mierda cuando fui al chuy, pero no cuenta). Tengo conocimiento de la existencia de otros lugares del mundo gracias a los medios y gente que conozco, ambos afirman que existen lugares como el Big Ben en Londres por poner un ejemplo.
Pero, ¿debería confiar en esa imagen del Big Ben que me ofrece la TV, la misma que afirma que la coca-cola zero sabe igual que la común, por ejemplo? ¿Esa TV que promociona una tarjeta de crédito como la “tarjeta que le da alegría”? Acá quiero hacer un paréntesis. Además de la obvia mentira del slogan, esto demuestra una falta absoluta de creatividad en quienes elaboran la propaganda, no se tomaron la molestia en elaborar mínimamente el mensaje. Por lo menos mostrame unas imágenes de una familia sonriente que compra un labrador hermoso y rubio con su nueva tarjeta (todo esto mientras sonríen histéricamente a la cámara) para que yo razone el resto, esto es algo descaradamente explícito “¡Mire, tiene la felicidad en un trozo de plástico! ¡Obténgala!”.
Ni siquiera los informativos se salvan de la mentira, son presuntamente confiables pero no es difícil notar en tiempos electorales cuando se colorea la noticia de un color partidario u otro según su conveniencia. O peor aún, cuando se hacen grandes tapes conmemorando la llegada del hombre a la luna, por ejemplo, con Armstrong dando estúpidos saltitos en suelo presuntamente lunar sin siquiera mencionar que existe la posibilidad de que todo lo que estemos viendo sea una puesta en escena. Eso es negación, pegándole un tiro en medio del pecho al pensamiento crítico y al razonamiento.
Según los paranoicos parámetros que quiero establecer la TV no es para nada fiable si quiero evitar toda mentira por pequeña que sea... Después de todo son solo puntitos de colores...
No puedo afirmar la existencia del Big Ben sólo por verlo ahí, pero bueno, tengo un amigo que afirma la existencia de dicha torre y afirma también que debajo funciona el parlamento inglés y que él mismo estuvo ahí hace unos años...
Je, oportunamente en este momento me vino el recuerdo de otro amigo que afirma haber sido un Padawan instruido por Obi-Wan en las proximidades del desierto de Tatooine...
Ningún otro ser humano es confiable según los insanos parámetros que estoy estableciendo. Por lo cual el intento de eludir la mentira en su totalidad me lleva a pensar que bien el mundo puede ser tal cual me lo pintan o puede ser también que éste se acote a los lugares que he visitado.
¿Por qué no puede la Tierra ser un plato girado por tortugas gigantes? Comprobé empíricamente la existencia de tortugas, mas no la existencia de un mundo redondo que gira por sí solo, ni la atracción de los cuerpos, etc...

Todos tenemos un paranoico dentro que nos dice este tipo de cosas y nos salva de las grandes mentiras que acechan constantemente, otras las obvia, se las come, las deja que vivan con nosotros para que maduren y las escupa o las deja para que se pudran dentro nuestro, debemos aceptar que algunas son imposibles de sacar.
Lo cierto es que nadie tendrá la autoridad moral de decir que no es válido pensar de este modo egocéntricamente enfermo y escéptico puesto que, de un modo u otro, todos afrontamos la misma ignorancia e inseguridad de una verdad absoluta.




“Cristianismo: La creencia de que un judío zombie cósmico te puede hacer vivir para siempre si tu simbólicamente comes su carne y le dices telepáticamente que lo aceptas como su maestro, para que de esta manera él pueda eliminar una fuerza negativa de tu alma que está presente en la humanidad porque una mujer-costilla fue convencida de comer de un árbol mágico por una serpiente que habla. Tiene perfecto sentido.”
From Bill Maher's Facebook.